Los vestidos de mujer, piezas clave que no pueden faltar en el armario de toda mujer, se presentan en esta colección como una apuesta por la feminidad, fácil de llevar y sin duda adaptable a multitud de ocasiones diferentes. El estilo de vestidos que se pueden encontrar en esta edición de Massimo Dutti siempre llevan la elegancia por bandera, apostando por siluetas favorecedoras y fluidas y tejidos de calidad.
Desde el Nueva York de los años 80, los vestidos largos con zapatillas se confirman hoy en día como el estilismo en tendencia temporada tras temporada por su estética cómoda y urban-chic. La herencia sur estadounidense también regresa en looks de vestidos con botas cortas, una combinación que nos recuerda a los estilos californianos más bohemios. La clave del éxito de este conjunto es precisamente la sintonía que se crea entre este tipo de calzado más contundente en contraposición con una prenda de carácter delicado como es el vestido fluido. En esta colección de mujer se presentan contrastes de tejidos y texturas: desde la frescura y vaporosidad de las telas más livianas hasta la calidez y robustez de los materiales con más cuerpo. En el primer caso se presentan como máximos exponentes el vestido largo de lino y el vestido largo de seda, ambos sinónimos de sofisticación y que combinan a la perfección con sandalias o botines y bolsos prácticos de cualquier magnitud.
Por su parte, el vestido largo de popelín ofrece una propuesta totalmente versátil, diaria y válida para todo el año. Además, es sencillo de complementar con otras prendas más cálidas o más ligeras, adoptando igual de bien el rol de la formalidad cuando se combina con prendas más sobrias. Otros modelos adaptables a multitud de planes y looks son el vestido de punto y el vestido en cashmere. Sus texturas suaves hacen evidente su calidad a simple vista, lo que permite crear outfits minimalistas en los que menos es más si lo que se luce es una pieza con una apariencia inmejorable.
Por otro lado, entre los diseños más cosmopolitas se han incluido el vestido largo de piel y el vestido corto, también en piel. En concreto, el vestido negro corto en este material tiene un carácter especialmente actual con una silueta que no defrauda, totalmente favorecedora y adaptable a looks con fuerza y cargados de estilo. Para una marcada apariencia profesional, se ofrecen alternativas de lo más variadas. El vestido largo camisero resulta una opción sencilla y cómoda de combinar creando imbatibles looks de oficina.
Por su parte, el vestido blazer es uno de los máximos exponentes de la elegancia, colándose no solo en reuniones de trabajo sino también en eventos profesionales y fiestas en las que se quiera dejar huella. Por su parte, el vestido largo cruzado, ya sea en manga larga o corta, favorece indiscutiblemente la silueta ya que aporta una sofisticación relajada igualmente apta para este tipo de ocasiones. Las piezas más románticas se presentan en esta edición en vestidos de los años 70. El vestido largo estampado, de tirantes y el de cuello halter poseen un carácter boho que aporta a los looks ese toque vintage tan nostálgico. Recuperando diseños de otras décadas, encontramos también el vestido plisado, prenda histórica inspirada en iconos de la moda y el glamour, y que hoy en día sigue configurando looks ultra femeninos.